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Las observaciones del cometa Tempel 1 realizadas por la sonda Rosetta tras la colisión de Deep Impact sugieren que los cometas son ‘bolas sucias heladas’ en lugar de ‘bolas de hielo sucio’, como previamente se pensaba. Los cometas pasan la mayoría de su vida en un ambiente de baja temperatura lejos del Sol. Su composición relativamente original porta importante información sobre el origen del Sistema Solar.

El Impactador de 370 kilogramos de la sonda Deep Impact chocó el pasado 4 de julio contra el cometa a una velocidad relativa de 10,2 kilómetros por segundo y debía generar un cráter de entre 100 a 125 metros y expulsar el material cometario. En el impacto se vaporizaron unas 4.500 toneladas de agua pero sorprendentemente la cantidad de polvo fue mayor.

El núcleo helado de Tempel 1, del tamaño del centro de París, es dinámico y volátil. El impacto posiblemente podría crear una nueva zona de expulsión de gases y crear un área activa. Justo antes del impacto el Telescopio Hubble observó un nuevo chorro de polvo saliendo del cometa helado y aun nadie sabe que provoca estos estallidos.

La sonda Rosetta, con su conjunto de instrumentos muy sensibles creados para las investigaciones cometarias, usó sus capacidades para observar el cometa Tempel 1 antes, durante y después del impacto.

A una distancia de 80 millones de kilómetros del cometa, esta sonda estaba en la posición más privilegiada para observarlo



Los científicos europeos usando el sistema de imágenes OSIRIS vieron el núcleo del cometa antes y después del impacto. OSIRIS está formado por una cámara de ángulo estrecho (NAC) y otra de amplio campo (WAC) y ambas cámaras pudieron observar el evento y la coma de polvo en diferentes filtros.

OSIRIS midió el contenido de vapor de agua en una sección del polvo creado por el impacto. Los científicos podrían entonces trabajar en la correspondiente relación de masas polvo/hielo, que resultó ser mayor que 1, sugiriendo que los cometas están compuestos por más polvo que hielo, en lugar de ser hielo contaminado por polvo.

Los científicos no han encontrado ninguna actividad especial en el cometa en los días posteriores al impacto, sugiriendo que en general, los impactos meteóricos no son la causa de los estallidos de actividad. Los científicos esperan hacer una reconstrucción en 3D de la nube de polvo alrededor del cometa combinando las imágenes de OSIRIS con las tomadas por los observatorios terrestres.

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Con la ayuda del espectrómetro IR de la Deep Impact se ha podido obtener un mapa de temperaturas del Tempel 1 a diferentes resoluciones espaciales. Para su situación se acompaña de una imagen en blanco y negro obtenida por el instrumento HRIVIS justo antes del impacto. La temperatura, en Kelvin, aparece codificada en colores como se muestra en la escala adjunta y el Sol se sitúa a la derecha en todas las imágenes.



Estos datos se adquirieron en el intervalo de longitudes de onda entre 1.8 y 2.2 µm y contienen las componentes reflejadas y emitidas por la superficie del cometa. Aplicando un modelo se obtienen los valores de temperatura representada por los diferentes colores desde el rojo (más caliente) al violeta (más frío).

Las temperaturas obtenidas varían entre los 260 (+/-6) K y los 329 (+/- K (de -13 ºC a 56 ºC). Las menores temperaturas se localizan en las sombras y los puntos más calientes son los que se sitúan directamente bajo el Sol. Estos valores de temperatura indican que la inercia térmica de la superficie (que tiene en cuenta la capacidad de los materiales de conducir y almacenar calor) es baja. Dicho de otro modo, en el Tempel 1 hace calor en la zona iluminada y frío en la sombra. El valor estimado de su inercia térmica es <100 W/K/m^2/s^1/2.